El pasado fin de semana estuvimos con José, un paisano con 30 años de experiencia, aprendiendo o por lo menos cogiendo algunas nociones del podado de los kiwis. El hizo la poda de invierno, a nosotras nos toca la de verano, a ver que tal nos sale…
Mientras tanto os cuento un poquito de este delicioso fruto de temporada ahora en la huerta.
El fruto nace de un árbol de la familia de las Actinidiáceas.
Es una fruta propia de China continental, y requiere climas húmedos con temperaturas no superiores a los 25°C, de ahí que le vaya también el clima asturiano donde se introdujo masivamente en los años 80. Aunque Nueva zelandia y California son los principales productores del mundo.
Es un fruto exótico que nos reserva gratas sorpresas. La primera de ellas es que tras el poco atractivo aspecto de su vellosa piel marrón, se esconde una espectacular pulpa verde. Las más de doscientas semillas de color negro que contienen cada fruto, blandas y comestibles, dibujan unas pinceladas radiales que le otorgan un aspecto muy original.
Pero la sorpresa más importante que nos reserva el kiwi es su riqueza en vitamina C, muy superior a la de los cítricos.
Es una de las frutas frescas más ricas en folatos, superior al huevo y a la carne, sustancia que desempeña funciones imprescindibles en el organismo como la producción de las células de sangre y el buen estado y las defensas antiinfecciosas. Estos folatos también ayudan en el embarazo a prevenir malformaciones como por ejemplo la espina bífida.
Supera en fibra a la ciruela y a la manzana.
Por su alto contenido en hierro está especialmente indicado en casos de anemia.
Para quienes hacéis a tope de deporte que sepáis que está demostrado que el consumo de kiwi aumenta la resistencia a la fatiga.
Consumirlo en crudo es la forma más habitual, se puede partir por la mitad y comerlo con una cucharita estilo yogur.
Ya no tienes excusa para consumir esta delicia, ¡Añade salud a tu vida!
Hoy en fruta de temporada…
El Kiwi: Grosella china o Actinidia
El pasado fin de semana estuvimos con José, un paisano con 30 años de experiencia, aprendiendo o por lo menos cogiendo algunas nociones del podado de los kiwis. El hizo la poda de invierno, a nosotras nos toca la de verano, a ver que tal nos sale…
Mientras tanto os cuento un poquito de este delicioso fruto de temporada ahora en la huerta.
El fruto nace de un árbol de la familia de las Actinidiáceas.
Es una fruta propia de China continental, y requiere climas húmedos con temperaturas no superiores a los 25°C, de ahí que le vaya también el clima asturiano donde se introdujo masivamente en los años 80. Aunque Nueva zelandia y California son los principales productores del mundo.
Es un fruto exótico que nos reserva gratas sorpresas. La primera de ellas es que tras el poco atractivo aspecto de su vellosa piel marrón, se esconde una espectacular pulpa verde. Las más de doscientas semillas de color negro que contienen cada fruto, blandas y comestibles, dibujan unas pinceladas radiales que le otorgan un aspecto muy original.
Pero la sorpresa más importante que nos reserva el kiwi es su riqueza en vitamina C, muy superior a la de los cítricos.
Es una de las frutas frescas más ricas en folatos, superior al huevo y a la carne, sustancia que desempeña funciones imprescindibles en el organismo como la producción de las células de sangre y el buen estado y las defensas antiinfecciosas. Estos folatos también ayudan en el embarazo a prevenir malformaciones como por ejemplo la espina bífida.
Supera en fibra a la ciruela y a la manzana.
Por su alto contenido en hierro está especialmente indicado en casos de anemia.
Para quienes hacéis a tope de deporte que sepáis que está demostrado que el consumo de kiwi aumenta la resistencia a la fatiga.
Consumirlo en crudo es la forma más habitual, se puede partir por la mitad y comerlo con una cucharita estilo yogur.
Ya no tienes excusa para consumir esta delicia, ¡Añade salud a tu vida!