El maíz suele adaptarse bien a todo tipo de terrenos, aunque se sienten más a gusto en los que tienen buena profundidad y gran cantidad de nutrientes.
Esta planta requiere gran cantidad de luz solar. El sol y el calor son sus grandes aliados ya que en caso de que bajasen las temperaturas, los granos se pudrirían.
El maíz puede llegar a resistir temperaturas mínimas de hasta 8º y máximas de 30º. Por encima o por debajo de ellas, pueden surgir problemas ocasionados por una incorrecta absorción del agua y los nutrientes que necesita para vivir.
El maíz necesita gran cantidad de agua, por lo que los riegos deberán ser diarios. En la etapa de crecimiento, no necesita tanta cantidad de agua y solo deberás vigilar que el nivel de humedad se mantenga. Cuando alcanza el estado vegetativo, volverá a precisar de nuevo los riegos para poder florecer. Cuando el fruto (la mazorca) esté en proceso de maduración, podrás espaciar de nuevo la frecuencia de riegos.